De todas las palabras que conozco, y que de vez en cuando deambulan por mis silencios, creo que no existe ninguna que pueda describir lo que sentiré ese día por segunda vez. Pero a pesar de la ausencia nominal de las emociones que a lo mejor palpitaran en mi interior, si puedo decir, sin temor a equivocarme y aunque parezca repetitivo y poco inovador, que ese día será uno de esos "días inolvidables".
Y digo esto no porque, investido con toga y birrete, escuchare mi nombre, ni porque me entregarán un diploma que me acredite, ni porque jurare junto a cuchumil compañeros más, servir al bien de este país, y ni siquiera porque seré egresado de la universidad primada de América.
Este día sera, inolvidable porque al escuchar mi nombre estaré sentado junto a mi madre, mi padre y mis hermanas, porque el diploma que me acredita como“profesional” es un espejo donde las Victorias podrán ver, que dejaron mis pasos, porque tengo o tendré la oportunidad de hacer hechos las palabras del juramento que pronunciare.
No sé lo que me depara el futuro, pero si sé que este día será, además de inolvidable, el recordatorio de que en mis manos están las herramientas para construirlo.
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